
Desgaja tu silencio habitual,
quien te habla tiene su textura en tu amor;
elévame el vibrar de tu mirada,
que en el lago de cristal de tus ojos que me inclinan
no bucee
como náufrago
el frescor
de la mañana,
ni yo vea
hasta el límite del día en que te espero
tu ira y desamor que se esconden como juego
en el manto de las noches que me cansan.
©George Reyes, EL ÁRBOL DEL BIEN y del mal (Ciudad de México: Ediciones AVPLatinoamericana, 2021)