El abismo no es el día que comienza, ni la noche escondida tras de éste.
Ni el límite con el contorno de las horas inacabadas.
No se sabe lo que vendrá y por señales oscuras, el hombre supone adversidad.
Pero el abismo podría existir en la contemplación de una flor, por recurrir a definiciones;
el sol del oriente en su inmaculada claridad carece de suelo.
El abismo es el tiempo donde soy y estoy ausente, lo que sale desde el centro del ser y cruza las fronteras de la piel para destruir.
El abismo son las guerras, una y otra las guerras se hacen en poder de los hombres. Las diplomacias son temporales; tarde o temprano la fuerza del abismo humano continua.
El abismo es la pregunta que nunca, nunca se contesta, y no temo decir que el abismo, es solo un pensamiento en el corazón del hombre; la tierra…
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