No se…

Pesquis poético

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Te miro, y no sé lo que veo

Tampoco sé lo que siento

Ya te había visto, ya me habías visto a mí.

Ya nuestros labios se habían fundido en un eterno beso

Ya nos habíamos desnudado hasta el alma

Ya habíamos bailado al son del amor

Sin embargo, ahora te miro, y no sé lo que veo

Me miras, y no sé lo que sientas

Solo sé que pasó, pero no sé si volverá a pasar

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Enroque largo VII

Letras para quemar

22 de mayo

Sus ojos eran una réplica exacta. No solo esa impresión de estar viendo piedras en tonos verde azulados, fue que vi el mismo cansancio aferrándose en su mirada, abatida por una enfermedad que no daba ni un minuto de solaz. Disimulé lo mejor que pude y le mostré la tienda como a cualquier otro cliente. De no haber sido por su voz, que era muy diferente a la de mi madre, hubiese pensado que me hallaba delante de ella. Nos despedimos en breve y con algo de dificultad la señora abandonó el local. Luego de eso me encerré en el baño por un momento, luché y fui capaz de reprimir una tristeza que daba por soterrada.

Me fui pensando en eso todo el camino de regreso. No solté ni una lágrima en el biotren, ni una sola cruzando la pasarela. Llegué abatido a mi casa. Metí a…

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Otra noche más

Letras para quemar

El insomnio es como una trinchera de la cual no hay escapatoria. Son las balas que se acercan, el suelo temblando bajo una marcha acompasada. Un frío miserable abraza mi herida expuesta. Barro hasta las rodillas, las prendas húmedas y un olor a ausencia. Mientras duermes yo libro un batalla, contra el peor asedio que existe. Soy la hueste enemiga y al mismo tiempo la bandera blanca temerosa. Soy todo menos paz, todo salvo tregua. La noche se disuelve a través de mi ventana, y me adelanto una vez más a esa explosión terrible que es la alarma de las siete.

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Magicis mundi

Pesquis poético

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Intus

Bienvenidos a mi mundo mágico, donde todo es color, alegría, risas y diversión, pasen y tomen asiento en primera fila, y disfruten de las atracciones más maravillosas, criaturas fantásticas, juegos y mucha pero mucha alegría.

En este mundo no existe el dolor, la tristeza ni el desespero, bueno, quizá un poco de ansiedad y si, una pisca de desespero me corrijo, pero nada que una dosis de ansiolíticos no pueda calmar, entonces ¿qué dices? Tomate tu dosis diaria de prozac, y siéntate a disfrutar.

Extra

Una niña aletargada, meditabunda, sin muchas ganas de llorar, pero tampoco demasiadas ganas de reír, la verdad es que no siento nada, incluso me puse a ver una película triste basada en hechos reales, y, nada, no lloré, no tuve ninguna emoción, simplemente soy como un frasco vacío y limpio, sin restos de que alguna vez hubo algo en mi interior.

De vez…

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20 MINUTOS PARA UNA FINAL FOUR

Podríamos decir que a España le bastaron 20 minutos para estar en la Final Four del verano que viene, en cuanto salieron los jugones, el partido dio un vuelco y Portugal dejó de llegar a nuestra portería, el asedio lo poníamos nosotros, las ocasiones eran nuestras, y aún de esos 20′, necesitamos 18 para hacer el único gol del partido. Una gran asistencia de Nico Williams a Morata para rematar a placer, nos daba el pase a la final a 4 que nos enfrentará a Italia. 

Es cierto que Nico, estuvo enorme en los minutos que tuvo, y que fueron los de siempre, los jugones los que le dieron la vuelta al partido, pero…, ¿por qué no jugamos con ellos desde el principio para no tener que sufrir tanto?. No podemos obviar los 70 minutos anteriores donde Portugal nos pudo hacer más de un gol. Lo evitó Unai Simón que estuvo grande, muy grande durante el partido haciendo grandes paradas. Portugal tuvo más de una ocasión, sobre todo en la primera parte, Cristiano Ronaldo, que ya no es el Cristiano Ronaldo del Real Madrid, pudo habernos hecho más de un gol. A Portugal le bastaba tres toques para llegar a la portería de España, y nos metía en nuestro campo, era una tras otra ocasión, mientras que España apenas si llegaba a su portería y sin meterle miedo. Tardamos 70 minutos en chutar por primera vez. 

Dicen que Luis Enrique tiene un plan, ¿cuál?, ¿darle cancha y confianza al rival hasta que nos pegue un buen susto con un primer gol en contra?. No podemos jugar en el alambre todo el tiempo, no es necesario con los jugadores que tenemos, ¿por qué no resolvemos los partidos desde el principio y nos quitamos de sufrir tanto?. Jugamos tan al borde del precipicio siempre, que algún día nos caeremos, y un mundial, no es un buen sitio para caerse.

20 minutos te pueden dar para un partido, y hasta para una final four, pero no para ganar un mundial.

Verdugo

Tenebris Ficta

Están en un rincón, desprendidas por una explosión. Espíritus malintencionados, alebrestando mi terror. Tomo mi pistola, doy un clic, y la caja está vacía, como mi vivir. Tiro el trabajo porfío, miro aquello que hizo todo este martirio… Mis manos, estas manos, cargan almas enclaustradas que con mi arma he atrapado, esperando a la siguiente y su condena pronta. Mis manos callosas y frías gritan de prisioneros atormentados, nunca salir podrán, por pensamientos heterodoxos, por querer vivir en libertad. Fantasmas, fantasmas, de mis manos emanan caras tenebrosas llorando por lo que no vivieron, invitadas a un eterno pesar de clamores sin cesar. Mis manos, mis callosas manos sangran un manantial de muertes supurantes, como si azufre que sufre fuera, soñando con vapor ser y perderse, pero en este cuarto siempre estar. Perdidos en el espacio, o en algún lugar perdido, aquellos deseos revolucionarios han quedado en el olvido, en lo…

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Un mes, un libro (IX): Ignacio de Loyola, nunca solo.

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Es una obviedad señalar que son muchos los motivos que nos pueden llevar a la lectura, más no por ello dejaré de señalar tres:

En primer lugar el mero placer estético de disfrutar de algo bello y bien ejecutado. En segundo lugar el interés en el conocimiento, bien sea de nuevos personajes, pensamientos, espacios o épocas, y en tercer lugar la reflexión, tanto a favor como en contra, sobre ideologías o creencias. En ocasiones las tres motivaciones pueden ir unidas, como es el caso del libro al que en esta ocasión me refiero. Aunque también en ocasiones las dos últimas limitan mucho el marco del interés, reduciéndolo solo a lectores específicamente interesados.

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En este caso se trata de la biografía de una figura cuya indudable transcendencia se prolonga hasta nuestros días y de forma muy activa. Obra sólidamente construida en lo histórico, aunque echamos de menos una lista de referencias…

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Sonidos de la guerra

Etéreo

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Súplicas de soldados abatidos en este duelo inefable, llantos de moribundos que, con miedo en los ojos ya son conscientes de su desenlace, ríos de sangre que confluyen con los cuerpos que yacen sobre pilas de un aroma a prematura muerte.

Sobre aquel campo inerme las balas caen por doquier y se incrustran en los insepultos guerreros, las ametralladoras y las granadas crean una sinfonía nostálgica que separa la realidad de la vida.

Muchos siguen la marcha, valientes, se confrontan con los peligros de la guerra y eufóricos gritan al unísono ¡Venceremos!, otros aguardan en la penumbra del miedo, esperanzados quizá, para que haya una pronta tregua.

Entretanto, miles de aves huyen de sus copas y pequeños animales buscan otras madrigueras para salvaguardar su especie, mientras ven como otros, poco a poco van humillándose.

Hay un soldado que se acurruca en la trinchera, tapándose los oídos…

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Cubrirse con la propia luz

Lunero Pisciano

Tirarse en la cama para habitar la ausencia. Un goce profundo, una hendidura dolorosa, un bloqueo del plexo solar que invita a volcarse sobre sí, preferiblemente en la oscuridad.
Los pensamientos deambulan a veces por donde duele, allí saben que no deben ir a jugar, pero a pesar de la advertencia, persisten obstinados. Está anocheciendo, y a pesar de que estamos en primavera, unos tenues rayos de sol se abren paso entre la llovizna que agoniza sobre el final de la tarde. La transición entre la merienda y la cena, el espacio vacío producto del abandono y todas las huellas que se les ocurran, se hacían presente.
Con poca fuerza, me paré frente al espejo, casi sin propósito. Me detuve en el color marrón de mis ojos y recuerdo que había allí un calorcito tenue. Toqué las cejas y el contorno de mis labios. Levanté la cabeza y me estiré…

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