El Bernabéu despidió anoche a Toni Kroos, al 8 que hoy ya es leyenda. Le despidió con un largo aplauso, con una larga ovación para decirle adiós, o más bien hasta pronto, porque las leyendas nunca se van.
Hubo pasillo, al empezar, y al terminar, y entremedias, cánticos al jugador en el minuto 8, un 8 ya mítico en el Real Madrid, y hubo abrazos de sus compañeros al ser cambiado, y al finalizar también.
Hubo un largo adiós en terminar el partido, nadie se iba del estadio, nadie se movía, nadie mientras estuviera él. Hubo lágrimas de adiós, lágrimas de su pequeña de ¡8! años, también de él, aunque aguantó el tipo como buen alemán duro, duro pero humilde, siempre humilde, hasta en su adiós. No quiso grandes despedidas, como la de Marcelo, y bien que se la merecía, pero prefirió un sencillo adiós; ovación, aplausos, abrazos de todo el equipo, staff incluido, vuelta al estadio para devolver tanto cariño, nuevamente pasillo y foto final con todo el equipo. Emoción.
Se va un superclase, un señor que hace diez años elegía el Real Madrid para la gloria, para ser el más grande en su puesto, para ganar 22 títulos con la camiseta blanca, que el día 1 se pueden convertir en 23, y rizando el rizo, puede poner la guinda a su carrera con una Eurocopa con su selección. Más no se puede pedir. Se va en lo más alto de su carrera, ganando, y sobre todo eligiendo él cuando y como se va. Nadie lo ha decidido por él, nadie le echa, simplemente se va, se va una leyenda del fútbol mundial, una leyenda blanca que ya queda para la historia.
Le apodaron «El Brujo» por su facilidad para realizar regates y jugadas inverosímiles o de gran dificultad. Se retiró tras 18 temporadas en las que acumuló un total de 14 títulos, 224 goles en 579 encuentros y haberse proclamado tres veces pichichi de liga, uno de Segunda División, y dos de Primera. Fue internacional absoluto con la selección española con la que disputó 42 partidos y anotó once goles, ganó la Eurocopa 1964.
Real Madrid. Tras dos reuniones fallidas, donde los deportivistas fijaron una alta cantidad para el traspaso, la insistencia del entonces presidente madridista Santiago Bernabéu consumó finalmente el fichaje de Amancio por el Real Madrid. Una alta suma y varios jugadores fue el precio final que el presidente firmó. Fue una operación arriesgada que puso en jaque a la economía del club. Sin embargo, el rendimiento deportivo acabó por dar la razón al mandatario, y por sanear la maltrecha economía del club. Junto a él también llegaron Ignacio Zoco, Lucien Müller y Yanko Daucik, era el «Madrid de Di Stéfano».
La «Quinta de El Buitre». Fue Julio César Iglesias el primero en usar ese apodo en un artículo publicado en El País el 14 de noviembre de 1983 titulado «Amancio y la quinta del Buitre». En él, hablaba de un grupo de cinco jugadores que por entonces destacaban en el Castilla Club de Fútbol, y que esa temporada se proclamó campeón de la Segunda División de España siendo el primer y único filial de la historia en conseguirlo. El hecho se produjo en la 83-84 bajo. El equipo estaba formado por «La Quinta de El Buitre» que iba alternando su actuación en el filial con apariciones en el primer equipo. La formaban Emilio Butragueño —líder deportivo de la generación—, Míchel González, Miguel Pardeza, Manolo Sanchís y Rafael Martín Vázquez.
“Castilla Club de Fútbol, esplendor en la hierba
Si el fútbol fuese una ciencia exacta, el éxito del Castilla sería sólo una igualdad matemática: con la jornada de ayer, quince puntos, cinco positivos, veinticinco goles a favor, once en contra. Si el fútbol fuese únicamente una ciencia, el éxito de Butragueño, delantero centro titular, sería un simple dato numérico: quince goles en once partidos. La serie goleadora de Butragueño, El Buitre, es una muestra de calidad personal y es también el resultado de una suma de esfuerzos. Detrás de El Buitre están el trabajo de un entrenador con imaginación, Amancio Amaro, míster AA, y el ingenio colectivo de Michel, Pardeza, Sanchís y Martín Vázquez. Una promoción a la que los hinchas comienzan a llamar La quinta de El Buitre.
La serie goleadora de Butragueño, El Buitre, es una muestra de calidad personal y es también el resultado de una suma de esfuerzos. Detrás de El Buitre están el trabajo de un entrenador con imaginación, Amancio Amaro, míster AA, y el ingenio colectivo de Michel, Pardeza, Sanchís y Martín Vázquez. Una promoción a la que los hinchas comienzan a llamar La quinta de El Buitre. […] Sin embargo, la ascensión de El Buitre ha sido un fenómeno asociativo; su juego y sus goles han sido posibles gracias a la rara coincidencia de una emoción popular, de un gusto de la hinchada por la fantasía, y de una quinta de extremos fulgurantes y mediocampistas finos y geométricos. Los goles de El Buitre son cosa de Fuenteovejuna. De todos a una. […]”
Julio César Iglesias, 14 de noviembre de 1983. Madrid.
Selección Nacional. Amancio vistió la roja en 42 ocasiones, debutando con derrota por 3-1 ante Rumanía el 25 de noviembre de 1962. En su segundo partido, datado el 30 de mayo del año siguiente, anotó su primer tanto como internacional absoluto a Irlanda del Norte —de los once totales que llegó a marcar—. Fue parte del primer título de la roja, la Eurocopa 1964. Celebrada en el Santiago Bernabéu, España ganó 2-1 a la URSS, los vigentes campeones de la competición. Posteriormente formó parte de la selección mundial de la FIFA en 1968, un equipo conformado con los mejores futbolistas de la época según el organismo internacional que en ocasiones disputaba encuentros amistosos para celebrar eventos u ocasiones conmemorativas. En este caso fue para conmemorar el décimo aniversario del primer campeonato del mundo logrado por Brasil en 1958.
Despedida de La Quinta de El Buitre. La Quinta del Buitre al completo se reunió en el hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda el pasado domingo para estar junto a Amancio. Amancio les recibió como un padre. Butragueño, Martín Vázquez, Pardeza, Sanchís y Míchel, éste por videollamada desde Atenas, pudieron tomar la mano de Amancio y agradecerle en primera persona la confianza y el cariño con el que siempre trató a esa hornada memorable de jugadores.
«Te quiero mucho, te debo todo. Sólo una persona ha creído en mí tanto como tú: mi padre. Por eso os lloraré siempre. Gracias infinitas y eternas. Michel»
Hoy Pau Gasol ha anunciado de manera oficial su retirada del baloncesto, su adiós a las pistas, y lo ha hecho tras haber podido volver a su casa, al Fc Barcelona; una casa de la que se fue muy joven para emprender el sueño americano, el sueño de la NBA, recalando en los Memphis Grizzlies en 2001 y donde estuvo hasta 2008, y donde quedó claro que a un jugador grande como él, el equipo se le quedaba pequeño.
En ese año de 2008, Pau daría el bombazo de la temporada fichando por Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant, con quien formaría la mejor pareja de la NBA y que hoy ya es historia y leyenda del baloncesto mundial. Junto a Kobe, Pau ganó dos anillos consecutivamente, en 2009 y 2010, fue tres veces Campeón de la Conferencia Oeste entre 2008 y 2010, y cinco veces campeón de la División Pacifico de la NBA, entre 2008 y 2012. Esta sería la mejor etapa de su carrera. Luego pasó por Chicago Bulls, San Antonio Spurs, Milwaukee Bucks y Portland Trail Blazers.
En la Selección Nacional fue el referente de todos, el buque insignia en el que todos se apoyarían, en cada lista cada vez que jugaba España, sabíamos que eran Pau Gasol y 11 más. Vistiéndo La Roja, fue medalla de oro en los europeos de 2009, 2011 y 2015; plata en 2003 y 2007; y bronce en 2001; 2013 y 2017. Además fue medalla de oro en los mundiales de Japón 2006 con Pepu Hernández y su famoso BA-LON-CES-TO; y en China 2019 con Sergio Scariolo.
En los Juegos Olímpicos no llegó a colgarse la presea de oro, pero si la de plata en dos ocasiones, Pekín 2008 y Londres 2012, además de la de bronce en Río 2016. Sin ninguna duda Pau Gasol es un jugador de leyenda, un jugador de época, posiblemente el mejor jugador de la historia de nuestro baloncesto; un tipo humilde y honesto que se ganó el respeto de propios y extraños, de culés (por supuesto), y no culés.
Hoy Pau deja un vacío en las pistas de baloncesto, difícil de rellenar, pero con imágenes y recuerdos inolvidables.
En este sitio comparto algunos de los poemas, ejercicios de escritura y pensamientos que me acompañan en la cotidianidad. Espero que para ustedes sea tan catártica la actividad de leerlos, como para mí escribirlos.