Hablo de un sueño porque me ha tocado con su pluma su caricia líquida entre manos vierte delicados hilos en mi pecho. Sus dedos ascienden en dirección a los cuatro puntos cardinales de mi cuerpo ¿Quién percibe mejor la luz etérea sino el pájaro que ya fue vuelo? Entre los hombres nadie que menciona la claridad puede sospecharla siquiera sino colgando de un péndulo abismal. Entonces el hombre vuelve a ser aquel viaje que apuntaba hacia la cima del monte Everest lleva sus pies a pesar de saber que el pesado tiempo se aligera cuando está cerca del fin. Del ser condenado a morir sólo queda un bosquejo ingrávido como huella que ha tocado el cielo y sabe que por fin alzará los brazos en un grito pletórico de triunfo Mientras tanto sueña- huellas en la nieve. Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.